
¿De dónde venimos?
No te preocupes, no voy a ponerte aquí ningún bloque de hormigón ilegible y que a la tercera línea saltes al siguiente post. De hecho, se pueden albergar aquí los tres pilares fundamentales sobre los que se asienta esta web, el ejercicio, la nutrición y el mindset. Pero en este nos vamos a centrar en el ejercicio.
El cuerpo humano es el resultado de un proceso evolutivo espectacular. Podría definirse como la punta de un iceberg, donde todo lo que no se ve es lo que ha ocurrido en los años anteriores desde la prehistoria, o como la arena de la playa, siendo el fondo de los mares los años de nuestros antepasados. Pero esto implicaría un grave error. Sería ponernos en el final del proceso, y dejar de ser conscientes de que somos parte del él. Hubo un tiempo en el que los romanos se consideraban avanzados en su tiempo. ¿Qué diría un romano si lo plantaran hoy en día en medio de una gran metrópolis? No estaría bien cometer el mismo error.
Desde la aparición del género Homo (humano), nuestros ancestros se han ido enfrentando a una serie de retos diarios. Lo que para nosotros es el fitness de hoy en día, no tiene nada que ver con los desafíos a los que se enfrentaban nuestros `abuelos Homo´ hace 6 millones de años, fecha en la que se sitúa nuestra última abuela común entre humanos y chimpancés.
Bastante hacían los pobres con sobrevivir en aquellas condiciones y proliferar como especie, durante tanto tiempo y con tan pocos recursos. Si saltamos unos cuantos millones de años, y nos plantamos hace dos cientos mil, aparece el Homo Sapiens, género y especie al que nos hemos atrevido nombrar de esta manera. Los biólogos clasifican a los organismos por el género seguido de la especie. En este caso, el género (Homo) y la especie (sapiens), que significa humano sabio. Los sesgos cognitivos presentes desde la prehistoria, madre mía.
A lo que iba. Una de las grandes diferencias entre especies, y por la cual la nuestra ha podido desarrollarse y sobrevivir a otras, está lejos de lo que representa el ejercicio o cualquier actividad física. Todas las investigaciones ponen al Homo Sapiens en un lugar no muy bien parado en la clasificación que refiere a fortaleza física. De hecho, y a modo de opinión personal, estaríamos los últimos, o por lo menos, en puestos de descenso a segunda división. Pero existe un aspecto que marcó la diferencia, y gracias al cual hoy en día puedes estar enfrente de tu ordenador o tu teléfono móvil y leer estas líneas. Este aspecto es el lenguaje, la comunicación.

Nuestra especie se diferenció por ser capaz de interpretar situaciones y poder transmitirlas a través de un lenguaje con mayor riqueza que otras especies. Muchos son los animales que se pueden comunicar con sus otros iguales y avisar de que hay un peligro, incluso dónde está el peligro o hacia dónde tienen que huir. Pero ninguna es capaz de describir el entorno. De utilizar el lenguaje no solo para huir del peligro, sino para que no se repitan situaciones parecidas en el futuro. Nuestra comunicación es tal que incluso nos permite hablar con gente que no existe. Nos permite imaginar, generar situaciones y reaccionar a emociones provocadas por escenarios creados por nuestra mente, que no pertenecen a la realidad.
Entonces, ¿qué papel tiene el ejercicio en todo esto?
La actividad siempre ha estado presente de un modo u otro. Otra cosa es que se tuviera consciencia de ello. Después de este breve repaso por nuestros ancestros, hay que saltar a la aparición de otro hecho que nos cambió los hábitos como especie: la aparición de la agricultura hace diez mil años.
La agricultura nos permitió poder almacenar. Esto supuso un cambio en el fitness diario. Ya no era necesario salir a cazar casi a diario, o tratar de traer una presa más grande que durara más tiempo. Ahora podíamos recolectar y almacenar para épocas en las que no hubiera acceso a tanta cantidad de comida. A la especie se le presentaba un escenario nuevo, con tiempo para dedicar a otras cosas.
El papel del ejercicio explicado como tal en la pantalla 4 es un concepto contemporáneo. Más bien de la segunda mitad del siglo XX. Hasta entonces, la actividad y el deporte habían tenido un significado más bien recreativo. Desde las prácticas de las tribus africanas o australianas, hasta los juegos de las civilizaciones griegas y romanas, los gladiadores, o la evolución de los deportes tradicionales de cualquier parte del mundo; cualquier actividad que conllevara o no competición era sometida a juicio tanto por los participantes como por la gente que miraba.

Hoy en día, cuando acaba un combate de boxeo, los jueces dicen quien ha ganado y el árbitro levanta el brazo del vencedor. En la época de los gladiadores, el combate terminaba cuando uno de los dos moría. Lo de la gente vitoreando desde la grada y gritando para desquitarse de sus dilemas diarios, no ha cambiado tanto.
Los artistas de la época también se fueron haciendo eco de esta consciencia corporal. El deporte y la actividad pasaron a ser algo estético, y a representarse como tal. Lo sé, ya te ha venido a la mente el David de Miguel Ángel, pero las esfinges egipcias ya combinaban la estética, con la deidad y el poderío animal. Si te das cuenta, todos los factores de los que se está hablando en esta pantalla. Comunicación y creación de escenarios con gente que no existe, o por lo menos, a día de hoy no es tangible.
Al final, que el ejercicio sea algo relacionado con la mejora de la salud, es consecuencia de la aparición de la tecnología actual. Tenemos que ser conscientes de que, igual que hemos estudiado una revolución como especie a la hora de fabricar herramientas, una revolución en la agricultura, y una revolución industrial, nuestro tiempo será estudiado por la revolución tecnológica que nos permitió multiplicar por ocho la población mundial en solo cien años. Una tecnología que de tan fácil que nos lo está poniendo todo, hemos tenido que generar unos códigos y unos patrones clasificatorios tanto en el ejercicio como en la nutrición.
Tal vez, después de comprender cómo hemos llegado a movernos así, y a tener la posibilidad de desafiar nuestro fitness diario sin siquiera movernos, el siguiente post sí que debería tratar el acceso a los alimentos y el origen y evolución de nuestra nutrición. Pero antes, te dejo unos consejos para comer sin hacer dieta ¡Te espero!