
El principal de los 5 consejos para no hacer dieta, debería de ser no pensar en hacer dieta sino en llevar un estilo de vida saludable. La palabra dieta se asocia a un contexto de restricción, cuando normalmente con un poco de organización no haría falta regirnos por ningún patrón dietario.
Organiza tus comidas en 2 ó 3 principales
Planifica tus días para comer un máximo de 3 veces. Si sigues alguna pauta en la que incorporas algún tipo de ayuno, pueden ser 2 comidas. Por ejemplo, comida y cena, o desayuno y comida. Si son 3 principales, desayuno, comida y cena. Evitar las comidas secundarias, o eliminar el picoteo, te dará ventaja a la hora de equilibrar tu balance energético. Además, tu sistema de recompensa se verá menos desajustado con tres comidas más copiosas que con cinco o incluso seis, pero de menos cantidad.

Separa lo máximo que puedas tu última comida y la primera
Esto no implica realizar ningún ayuno. Si quieres lo haces, y si no, no es problema. Simplemente, adelantar un poquito la cena, y retrasar otro poco el desayuno, dará a tu sistema digestivo una tregua que le permitirá ajustar su actividad a los ritmos circadianos. Esto trae una lógica consecuencia. Los días siguen teniendo 24 horas, así que si separas la última comida de la primera, esta y la última se acercarán. Por tanto, habrá menos oportunidad de sentir hambre.

Come a demanda
Seguramente habrás visto en algún momento el término `Ad libitum´. Y si no es así, te lo presento. Comer a demanda, o a libre disposición, puede ser un arma de doble filo. Si elegimos los alimentos adecuados, esta pauta será tu mejor aliada. Evitando productos procesados o muy densos calóricamente, comer a demanda te garantiza mayor saciedad y cantidad de nutrientes. Lo ideal es que sean alimentos densos a nivel nutricional, no a nivel calórico. Es la manera óptima para comer ad libitum.

Alimentación consciente
Comer cuando se come. Qué fácil, y qué difícil. En un mundo tan rápido, donde vamos todo el día con el piloto automático puesto, comer se ha convertido en un acto inconsciente que se realiza porque toca. Porque da la hora y socialmente es la hora en la que se desayuna, come o cena. Pero no prestamos atención al mero hecho de comer. Esta falta de atención desequilibra tu sistema haciéndole creer al cerebro que no ha comido, o que ha comido menos de la cuenta. Conductas como no ver la tele cuando se está comiendo, o dejar el tenedor en el plato tras cada bocado, ayudan a tu sistema de recompensa y regulan tu sensación de saciedad. Actos sencillos de realizar, pero difíciles de implantar. Poner la comida en un plato de tamaño más reducido también es una buena herramienta para hackear a tu cerebro. La misma cantidad de comida, en un plato más pequeño, donde quede menos espacio libre, da mayor sensación de saciedad que si queda más espacio vacío en el plato.

Lleva contigo una botella de agua
Y ante la duda de picar cualquier cosa, bebe agua antes. No somos máquinas, y las tentaciones están. Desde que salimos de casa. Cada anuncio, cada señal, cada evento. Será difícil, pero lo vamos a lograr. Vamos a beber agua. Antes de cada tentación vamos a beber de la botella de agua que vamos a incorporar a nuestro día a día. No ocupa espacio y nos va a ayudar. En la mesa de la oficina, en casa, en el autobús, en el reposabrazos del coche… La podemos llevar a
todos los sitios, y evitar las tentaciones bebiendo agua. Realmente esto para el paladar es muy soso, pero hoy en día tenemos muchas opciones para que sea algo más llevadero. Desde las aguas con sabor a frutas, hasta los saborizantes que utilizados con control nos pueden ayudar a aumentar la cantidad de líquidos.
Vigila con esta pauta, porque si las ganas o la sensación de comer son abundantes tanto en frecuencia como en cantidad de comida, tal vez se esconda tras esto algún tipo de trastorno de conducta alimentaria. Lo ideal es consultar con un profesional de la salud que te ayude a identificar qué puede ser el origen de esta sensación.

Como en todo, vamos poco a poco. Si empezamos con las cinco a la vez, nos vamos a atorar. Empezamos por el primero, el que quieras, y ves incorporando cada día uno diferente. En una semana habrás evitado caer en tentaciones que no ayudan a mantener un estilo saludable y sostenible en el tiempo. Y recuerda: ¡Sin movimiento no hay alimento!