
Cómo evitar el embudo alimentario y variar tu lista de la compra
Intenta anotar en un papel los alimentos que ingieres en una semana. Más fácil. Puedes verlo en tus últimas listas de la compra. Incluso puede ser que ya no necesites lista de la compra porque siempre comes lo mismo.

En sociedades avanzadas, en las que en teoría hay más posibilidad de elección de alimentos, se está comprobando que cada vez es un número más reducido de productos los que conforman la cesta de la compra. Esto es debido a la cantidad de comida ingerida, y genera como consecuencia falta de algunos nutrientes en función de los alimentos que no estén.
En cambio, en entornos que no tienen acceso a tanta cantidad de alimentos, lo que sería un “comen lo que pueden”, o en sociedades que tienden a conservar los patrones de alimentación más parecidos a nuestros ancestros, se ha comprobado que ingieren más de 200 variedades de alimentos, en comparación con las 30-40 como máximo de un entorno desarrollado. Incluso, en ocasiones, se ha visto que no son más de 10.
Esto es lo que se conoce como embudo alimentario.

Muchas veces, cuando nos enfrentamos a un cambio de patrones alimentarios, una excusa muy recurrida es que “comer sano es aburrido”. Sin embargo, luego siempre pedimos la misma pizza o el mismo helado.
Ampliemos la lista de la compra
Esta pantalla tiene un fin teórico, que es dar a conocer el embudo alimentario, pero sobre todo un fin práctico que ayude a mejorar estos patrones. Vamos a empezar anotando la mayor cantidad de alimentos que compras que se te ocurran. Coge un papel y anótalos rápidamente.
Analiza qué tipo de productos son (frescos, envasados, procesados, etc.) y a qué grupos o incluso macros pertenecen (carbohidratos, proteínas, grasas).
Ahora, al lado de esa lista, o en la parte de atrás del papel, anota lo siguiente:
- 5 tipos de verduras
- 5 tipos de frutas
- 5 tipos de cereales
- 5 tipos de hortalizas
- 5 tipos de legumbres
- 5 tipos de semillas
- 5 tipos de frutos secos
- 5 tipos de tubérculos (te ayudo: patata, boniato, yuca, remolacha, rábano)
- 5 procesados del tipo (harina de avena, chocolate o cacao, con los que puedas hacer dulces caseros, o “quitarte el mono sin comerte una tableta”).
- 5 tipos de bebida (por ejemplo: agua, té, café, mate, bebida de soya… Que ya te veo que la primera que pones es la cerveza).
Bien. En esta lista salen 50 tipos de alimentos, que no son los 200 de nuestros ancestros, pero tampoco los 10-20 de algunos casos en la actualidad. Ahora compara la lista que habías hecho con esta que has puesto al lado o detrás. Y señala cuántos tipos de alimentos coinciden. Por favor, dime que por lo menos hay uno de cada grupo.
Sin entrar en grandes combinaciones, solo te voy a dejar un dato para poner todo esto en contexto. Las posibilidades de repetir comida con una lista de la compra como la anterior es de 1 entre 9.765.625… Sí, has leído bien. Una entre nueve millones setecientas sesenta y cinco mil seiscientas veinticinco. Y no hemos metido en la ecuación las especias. Imagina. Ahora dime que comer sano es aburrido.
Yo creo que podemos superar el obstáculo del embudo alimentario, ¿sí?

Obviamente, en función de la actividad de cada persona, habrá que combinar los alimentos de una manera o de otra. Priorizar unos sobre otros en función del objetivo personal del individuo. La manera que dispone el organismo para reaccionar y movernos es a través de la contracción muscular, y dependiendo de la intensidad de esta contracción, se requieren más o menos kcal y más o menos tipos de alimentos. El concepto de intensidad es el que vamos a analizar en la siguiente pantalla.
¡Te espero!